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El fenómeno criminal, una visión ecológica y no sólo social.

La criminología es la ciencia que estudia integralmente el fenómeno criminal considerando su génesis, variables, actores y consecuencias, con el objetivo de explicar su existencia, prevenir su ocurrencia y minimizar las repercusiones individuales y sociales. (Colegio de Profesionales en Criminología de Costa Rica)

 

Con base en esta definición es importante señalar o enfocar la frase : “fenómeno criminal”.  ¿Estamos conscientes los criminólogos sobre lo que es el fenómeno criminal y los campos que abarca?  La gran mayoría de nosotros, sino es que todos, tenemos un prisma en nuestras manos pero sólo vemos por uno o dos de sus lados, es decir, creemos que nuestra labor se ejecuta en investigar delitos de seguridad y delitos sociales. Ambos delitos casi que incluso podrían fundirse en uno solo ¿pero de dónde surge o cómo podría nacer un fenómeno criminal?  

 

Hay delitos ya tipificados dentro del código penal, se dividen en sexuales, contra la vida, contra la propiedad, ambientales, contra el orden público, cibernéticos, bancarios, por mencionar algunos y casi siempre pensamos en muchachitos que se salieron del sistema educativo para delinquir, pensamos en reclutas del narcotráfico “volando bala” al mejor estilo de las narco novelas.

 

¿En algún momento nos hemos puesto a pensar que un cambio climático genere fenómenos criminales, que un mal liderazgo en los trabajos y centros educativos siembren la semilla de la delincuencia, que un desastre natural, como por ejemplo el huracán Otto, o la tormenta Nate traigan consigo además vientos de delincuencia?

 

El propósito de este artículo de opinión es darle vuelta al prisma que los criminólogos tenemos en nuestras manos y darnos cuenta que hay más de un campo de acción en la ejecución de nuestra labor como prevencionistas de futuros fenómenos criminales y probablemente como “correccionistas” de los ya existentes, esto último con ayuda de otras disciplinas.

 

El 2017 hizo su aparición con un crimen muy atroz en Guanacaste, como en todos los crímenes, la prensa y la sociedad especularon sobre los hechos, las autoridades se sacudieron sobre sus decisiones, y esa noticia fue la noticia única de casi una semana; y más “noticia” cuando sale a la luz que el Instituto Nacional de Criminología había recomendado que a ese imputado en específico no se le diera algún beneficio, entonces fue así como comenzamos a ser vistos con otros ojos, la sociedad nos percibió diferente, aún así seguimos encasillados con hechos de sangre.

 

El crimen en nuestro país pasó sin pena ni gloria hasta marzo de 1983, antes de esa fecha había delincuencia común y uno que otro hecho violento, pero fue en ese año que la sociedad conmocionó al conocer sobre el “Crimen de Alajuelita”, talvez antes de ello sonó el caso de Viviana Gallardo y el grupo revolucionario La Familia y la forma en que acabaron las cosas, pero ninguno como el de las 7 mujeres de Alajuelita, ese fue el inicio de la revolución policial tanto la administrativa como la judicial y los métodos de investigación forenses, ese crimen junto con otros hechos posteriores como el tener en el país un asesino en serie bautizado como “El Psicópata”, hicieron que se infundiera mucho miedo en la sociedad pero también el deseo de profesionalizar las fuerzas que lucharan contra el crimen.

 

Ahora, en estos tiempos actuales del ya no tan nuevo siglo XXI, el crimen es organizado y muy variado, ya se abrió el portillo a la pena por acoso callejero, pero falta, sí, falta dejar de ver al criminólogo como aquella persona que investiga hechos de sangre o que supervisa empresas de seguridad.

 

Veamos por ejemplo los casos de ambientalistas asesinados fuera y dentro del país, Berta Cáceres y Jairo Mora, por mencionar los que más trascienden, casos que están impunes porque a pesar que están tipificados los delitos ambientales como tales, no hay un sentimiento de pertenencia ambiental como tal y mucho menos una política ambiental enfocada en fenómenos criminales, y qué más prueba que un guarda parques esté preso por defender su parque…

 

Se habla de cazadores furtivos, de incendios forestales, de tala, de dragados, por ejemplo el “Caso de Isla Calero”, pero tenemos prevención ambiental, hay educación ambiental en el sistema educativo?, nos quedaremos como un país que recicla por la campaña de un canal de televisión o porque los domingos pasa el perifoneo de “recogemos latas viejas”?

 

Qué pasaría si hubiera criminólogos en las Asociaciones de Desarrollo Integral de las comunidades y empezaran por dar charlas del porqué hay que cuidar el ambiente, porqué no se debe cazar, qué efectos tendría que se proteja el hábitat, ¿sería factible criminólogos en el MINAE y sus dependencias? Un criminólogo podría colaborar y guiar en la elaboración de una política ambiental, incluso estudiar el fenómeno criminal del origen de crímenes como el del “Río Guacimal” donde se asesinó a unas personas por contaminar el río para obtener camarones, y, de esta manera, establecer medidas preventivas en casos de desvíos de ríos por falta de agua en comunidades, o de cambios de linderos y mojones en casos de robo de terrenos protegidos o hasta en el SINAC y Parque Nacionales haciendo planes de contingencia para evitar que se cultive en los mismos, ya sea cultivos de plantaciones legales o ilegales, estar inmiscuido en casos como los de “La Trocha”, los rellenos sanitarios, “Isla Calero”, “Crucitas”, por ejemplificar.

 

Parte de la guerra civil acontecida en Siria y que provocó el éxodo masivo de sus habitantes fue gracias al cambio climático y al faltante de agua, lo cual generó múltiples fenómenos criminales englobados todos en uno solo llamado Guerra.

 

Viendo en perspectiva el cambio climático, Guanacaste es una zona que puede verse afectado por una sequía sin precedentes, el faltante del líquido en una zona mayoritariamente agropecuaria en cuanto a actividad económica, seguida del turismo, puede repercutir en muchos fenómenos criminales tanto ambientales como sociales para obtener el preciado líquido, se empieza por encarecer productos, entonces no se venden, se deja de visitar la zona y el turismo decrece, por ende comienza el desempleo, surgen brotes de enfermedades que podrían convertirse en epidemias, la gente se desespera al no tener trabajo ni alimento, y la violencia se hace sentir, algunos emigrarían buscando oportunidades laborales, y las comunidades sentirían que “otros” se aprovechan y no los recibirían bien, estas personas serían desplazadas territorialmente y si no se elabora un plan de prevención desde ahora, ese será el panorama de cada futura estación seca, aunque por el momento, no se vea así, sino más bien se tiene a Guanacaste actualmente como una zona desarrollable, tanto así que hasta se ha pensado en  construir un Parque Temático al mejor estilo aventurero, todos ven las oportunidades de empleo, pero casi nadie pensó en cómo se hará para obtener el agua potable que sustente ese megaproyecto, ni cómo será el manejo de residuos sólidos y líquidos cuando ya entre en funcionamiento.

 

Por supuesto que la persona profesional en Ciencias Criminológicas (como una variedad de disciplinas) no lo debe saber todo ni mucho menos, pero sí puede haber campos de acción para especializarse y éste, el campo de estudio del desarrollo sostenible y los delitos ambientales, así como la prevención y manejo de los desastres naturales, puede ser uno de ellos y no encasillar nuestra profesión sólo en la seguridad ciudadana y la delincuencia común.

 

Debido a todo este panorama ambiental, en el año 2011 se publicó la Propuesta de Políticas de Persecución de los Delitos Ambientales, en cuyo contenido se tiene entre otros:


· La contaminación de aguas con peligro para la salud.

· El delito de contaminación de aguas.

· El delito de drenaje de humedales.

· El delito de contaminación del aire de modo peligroso para la salud.

· Construcción o Desarrollo en Zona Marítimo Terrestre.

· Invasión de Área silvestre protegida.

· Políticas para la protección penal del recurso ictiológico.

· El delito de explotación indebida de riqueza nacional por parte de extranjeros.

· Delito del cambio del uso de la tierra.

· Transporte de productos forestales.

· Incendios Forestales dolosos y culposos.

· La construcción de caminos y trochas

· La usurpación del dominio público y los delitos contra el código de minería.

· Los delitos de comercio, negocio, tráfico o trasiego de flora y faunas silvestres.

 

Así mismo en el 2010 se publicó el Manual de Investigación de los Delitos Ambientales, que en su página 16 habla sobre la tipicidad de la conducta de un delito y textualmente dice:


La tipicidad es enmarcar una conducta o comportamiento con la descripción que se encuentra en el texto de la ley, por consiguiente, es la adecuación de la conducta al tipo penal. El tipo penal es la descripción legal de la conducta y el resultado y, por tanto, la acción y resultado quedan comprendidos en este concepto. No toda conducta típica es antijurídica y no todo indicio de una conducta típica es indicio de un delito, ya que los mismos se encuentran establecidos en el Código Penal y en leyes especiales como conductas antijurídicas y son sancionables. La tipicidad, más que un indicio, es la verdadera razón de la antijuridicidad, en virtud de que los comportamientos descritos en la ley son antijurídicos y, por consiguiente, penaliza esas conductas al ir en contra del orden jurídico establecido. La tipicidad es una característica esencial del delito, debido a que toda conducta que no pueda incluirse en los tipos legalmente establecidos en el CP, aunque sea antijurídica y culpable, constituye lo atípico, es decir, una conducta no punible. De conformidad con lo anterior, no existe delito sin tipicidad. Por eso, el juez tiene la responsabilidad de estudiar el delito y constatar que este elemento esté completamente descrito en la ley para emitir un fallo apegado a derecho.”  (Manual de Investigación de los Delitos Ambientales, USAID, 2010)

 

Con esta última definición de tipicidad quisiera terminar recalcando nuevamente la definición con la que se inició este ensayo: “La criminología es la ciencia que estudia integralmente el fenómeno criminal considerando su génesis, variables, actores y consecuencias, con el objetivo de explicar su existencia, prevenir su ocurrencia y minimizar las repercusiones individuales y sociales.

 

Referencias Bibliográficas.

 

República de Costa Rica, Programa de USAID de Excelencia Ambiental y Laboral para CAFTA-CR. 2010. Manual de Investigación de los Delitos Ambientales.

 

República de Costa Rica, Programa de USAID de Excelencia Ambiental y Laboral para CAFTA-CR. 2011. Propuesta de Políticas de Persecución de los Delitos Ambientales.

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