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Criminologƭa mediƔtica y polƭtica criminal en Costa Rica

Foto del escritor: Andrea CastellĆ³n S.Andrea CastellĆ³n S.

Saludos lectores


Costa Rica cerrĆ³ el 2022 con un total 654 homicidios que representan un promedio de 12.6 muertes por cada cien mil habitantes. Esta cifra es la mĆ”s alta registrada hasta el momento en el paĆ­s, encendiendo las alarmas de las autoridades y de la poblaciĆ³n en general. El panorama no es para nada alentador, el paĆ­s viene mostrando un alza durante la Ćŗltima dĆ©cada en cuanto a homicidios se refiere, encabezando asĆ­ la lista de paĆ­ses que mayor crecimiento ha experimentado entre el 2012 y el 2022, superando a paĆ­ses como MĆ©xico, Jamaica, y HaitĆ­.


Ante esta situaciĆ³n, la ciudadanĆ­a demanda a las autoridades mĆ”s acciones para atender la inseguridad ciudadana, y es acĆ” donde la criminologĆ­a mediĆ”tica juega un papel fundamental en la creaciĆ³n de polĆ­ticas pĆŗblicas que hagan frente a la situaciĆ³n. En palabras sencillas, la criminologĆ­a mediĆ”tica surge a partir de la (des) informaciĆ³n proveniente de los medios de comunicaciĆ³n, siendo la televisiĆ³n y las redes sociales las que mayor impacto tienen en la percepciĆ³n del fenĆ³meno criminal.


Lamentablemente, en una gran mayorĆ­a de los casos, el abordaje de la criminalidad en el paĆ­s por parte de los medios de comunicaciĆ³n, promueven la creaciĆ³n de estereotipos o estigmas sociales que posteriormente son usados por la poblaciĆ³n para presionar a las autoridades a establecer medidas ā€œmĆ”s severasā€. De ahĆ­ que se genere una falsa percepciĆ³n sobre poblaciones vulnerables como el caso de extranjeros con estado migratorio irregular, personas con adicciones o habitantes de la calle, a quienes se les ā€œresponsabilizaā€ por la inseguridad del paĆ­s.

TambiĆ©n contribuyen al desconocimiento sobre cĆ³mo funciona la legislaciĆ³n ya que confunden al espectador que no comprende sobre medidas alternativas a la prisiĆ³n, o de quĆ© va la prisiĆ³n preventiva, no comprenden tampoco las diferencias entre antecedentes penales o antecedentes policiales, entre otros.


Por consiguiente, y para quedar bien con el pueblo, los polĆ­ticos buscan crear nuevas leyes o mecanismos acorde al clamor popular, sin embargo, es acĆ” en donde la mayor parte de las polĆ­ticas criminales fracasan, debido a que responden Ćŗnicamente a la voz popular y subjetiva de la ciudadanĆ­a, en lugar de ser abordadas con criterio experto.


Entonces ĀæcuĆ”l deberĆ­a ser la lĆ­nea que deben seguir las autoridades? Empecemos recordando cuĆ”l deberĆ­a ser, en primera instancia, el objetivo de una polĆ­tica criminal: La prevenciĆ³n.


Para prevenir todos esos comportamientos delictivos o lesivos para la sociedad, se necesita mĆ”s que leyes y penas de prisiĆ³n severas, de hecho, la privaciĆ³n de libertad deberĆ­a ser el Ćŗltimo recurso para abordar a una persona que ha cometido un delito, esto porque lo que la criminologĆ­a busca es justamente evitar que suceda. Por eso se dice que la mejor polĆ­tica criminal es la social, cuando el Estado atiende de manera integral los problemas de desempleo, vivienda y/o, salud, hay un impacto directo sobre la criminalidad.


El primer filtro de control para prevenir la delincuencia es desde la familia, es ahĆ­ donde se comienza a formar a los ciudadanos, pero no podemos pedirle al Estado que intervenga mĆ”s allĆ” que garantizando el acceso a los servicios bĆ”sicos que cada individuo requiere. Sin embargo, hay que tener presente que, si este filtro falla, se debe actuar, y es por medio de la educaciĆ³n formal que brinda el Estado, en donde se puede atender.


Por lo anterior, es que se necesita con urgencia la incursiĆ³n de profesionales en criminologĆ­a dentro del Ministerio de EducaciĆ³n PĆŗblica y ser tomados en cuenta a la hora de abordar la polĆ­tica educativa del paĆ­s ya que no podemos poner sobre otros profesionales, como educadores, orientadores o psicĆ³logos, la responsabilidad de atender los focos de delincuencia que comienzan a visualizarse desde edades tempranas, ya que el fin de estos profesionales es totalmente ajeno al anĆ”lisis del fenĆ³meno criminal.


Pero mientras mejoramos las condiciones de las nuevas generaciones de niƱos y adolescentes que vienen en camino, hay que atender naturalmente la inseguridad que se vive actualmente, mediante controles preventivos y de contenciĆ³n, por eso se hace cada vez mĆ”s evidente la necesidad de darle mayor protagonismo a los gobiernos locales ya que tienen un mejor conocimiento sobre el cantĆ³n/pueblo para trabajar en una polĆ­tica criminal local, ajustada a sus necesidades y permitirĆ­a aprovechar los recursos locales para abordar delitos o conflictos ā€œmenoresā€ y de esta forma la Fuerza PĆŗblica podrĆ­a enfocarse en los problemas macro, como es el caso de las organizaciones criminales como narcotrĆ”fico o trata de personas.


Si bien algunas municipalidades cuentan ya con su propia policĆ­a municipal y se mantienen en comunicaciĆ³n y trabajo conjunto con Fuerza PĆŗblica, esta no es la realidad en todos los cantones, algunos ni siquiera tienen conformada una policĆ­a local y la labor de seguridad recae directamente sobre Fuerza PĆŗblica.


En referencia a las fuerzas policiales del paĆ­s, es necesario avanzar a policĆ­as mĆ”s tecnolĆ³gicas, cada oficial deberĆ­a contar como mĆ­nimo, una cĆ”mara corporal que documente absolutamente todas sus actuaciones durante su labor y que servirĆ” de respaldo ante casos de abuso de autoridad o de elemento probatorio en un juicio, por lo que el juez podrĆ” analizar mejor cĆ³mo se dieron los hechos.


TambiĆ©n se debe ampliar el equipo de defensa que pueden portar los oficiales, por ejemplo, actualmente los oficiales de Fuerza PĆŗblica no pueden portar un simple gas pimienta como parte de su equipo, a pesar de ser un arma ā€œmenos lesivaā€ y que serĆ­a de gran utilidad para reducir a la impotencia a una persona agresiva sin la necesidad de utilizar un arma de fuego, de manera que los oficiales tengan mĆ”s opciones para poder actuar segĆŗn las circunstancias.


Otra iniciativa que se puede volver a analizar es la fusiĆ³n de algunas policĆ­as que actualmente responden a una jerarquĆ­a distinta a la del Ministerio de Seguridad PĆŗblica, como es el caso de la policĆ­a de migraciĆ³n, policĆ­a fiscal, policĆ­a de trĆ”nsito, y que podrĆ­a contribuir a una gestiĆ³n mĆ”s articulada y ordenada. Exceptuando por supuesto a la policĆ­a judicial por un tema de divisiĆ³n de poderes y la policĆ­a penitenciaria porque sigo sosteniendo mi posiciĆ³n que debe seguir bajo la administraciĆ³n del Ministerio de Justicia y Paz por la naturaleza de sus funciones.


Y finalmente, se debe modernizar la legislaciĆ³n y adaptarla a la actualidad, sin embargo, acĆ” es importante seƱalar que no se trata de cambiar leyes para aumentar mĆ”s penas, sino de modificarlas para que sean mĆ”s eficientes, que se puedan cumplir y que dote a los jueces de mĆ”s elementos para poder tomar una decisiĆ³n, asĆ­ mismo, se debe hacer un anĆ”lisis en cuanto a los mecanismos alternos a la privaciĆ³n de libertad, para que cumplan su funciĆ³n pero que no sean otorgados a cualquier perfil, como es el caso del monitoreo electrĆ³nico, que dicho sea de paso, ya en otros paĆ­ses se ha comenzado a usar brazaletes electrĆ³nicos para casos de violencia intrafamiliar, para detectar si el agresor/sospechoso, traspasa los lĆ­mites permitidos acercĆ”ndose a la vĆ­ctima y alertĆ”ndola, porque definitivamente seguir recetando cĆ”rcel lo Ćŗnico que propicia es un desgaste social y econĆ³mico significativo, ya que se necesitan mĆ”s centros penitenciarios, mĆ”s policĆ­as, mĆ”s jueces, fiscales, investigadores, mĆ”s recursos econĆ³micos,ā€¦ Y todo esto en un paĆ­s que atraviesa actualmente una severa crisis econĆ³mica.


A modo de conclusiĆ³n, abordar el problema de inseguridad ciudadana no es labor sencilla, se necesita mĆ”s integraciĆ³n de distintos sectores, incluyendo al sector privado y a las comunidades, para que tomen acciĆ³n sobre su propia seguridad de la mano de un Estado que promueva el acceso a una mejor calidad de vida, una polĆ­tica criminal no puede salir bien si se usa como herramienta polĆ­tica, para seƱalar los errores de otras dependencias/poderes o para enaltecer la imagen del polĆ­tico de turno.

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